viernes, 22 de marzo de 2019

OSTEOPATÍA APLICADA A PACIENTES CON CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS

La Osteopatía es un método que nace en EE.UU. como una nueva forma de medicina basada en principios naturales, es capaz de ayudar al cuerpo a recuperar su equilibrio para, de este modo, poder usar sus propios mecanismos para combatir las enfermedades. 

Aunque la Osteopatía no es la solución a todos los problemas de salud, siempre es un complemento de ayuda a la misma. Como veremos, la colaboración del Osteópata con otros profesionales de la salud no solo es necesaria, sino deseable. Así, el osteópata puede ayudar después de una intervención para, mediante técnicas manuales, conseguir una mayor movilidad del corazón y de la caja torácica. 

Además, el Osteópata, a través de sus manos, puede comunicar mensajes tranquilizadores de cuidado y de consuelo que ayuden al paciente a relajarse. 

LA OSTEOPATÍA Y LA CARDIOPATÍA CONGÉNITA

La Osteopatía aplicada a pacientes con cardiopatías congénitas
La Osteopatía es una terapia manual y una forma de evaluar y tratar al cuerpo de una manera global. El objetivo fundamental de un Osteópata es el de favorecer al máximo la capacidad que tiene el organismo para recuperarse ante cualquier disfunción (enfermedad, traumatismo, cirugía, etc.), entendiendo por disfunción cualquier pérdida de movilidad en cualquier parte del cuerpo humano (músculo, articulación, cápsula articular, órgano, vaso, sutura craneal, fascia, etc.). Por tanto, la osteopatía pretende recuperar la movilidad, esto es, el comportamiento natural de todas las estructuras, restaurando el equilibrio y empleando para ello técnicas fundamentalmente manuales. 

La Osteopatía nació en EEUU alrededor de 1869 y se basa en los siguientes principios: 

  • La estructura gobierna la función: el ser humano es considerado como un todo único e indivisible donde la estructura de cualquier elemento depende de su función y viceversa (por ejemplo la musculatura cardíaca y su función contráctil se relacionan de forma determinante).


  • La unidad del cuerpo: el cuerpo humano tiene la facultad de encontrar o reencontrar su equilibrio (físico, bioquímico, mental, etc.) de forma global; a eso le llamamos homeostasis.


  • La autocuración: el principio de las defensas naturales se ve confirmado día a día, por la investigación de inmunología, de bioquímica, de fisiología y confirma que el cuerpo dispone de gran cantidad de medios necesarios para eliminar la mayor parte de las enfermedades, siempre y cuando esos medios funcionen de forma correcta. La Osteopatía fomenta estos mecanismos de autocuración.


  • La ley de la arteria: cuando la circulación de la sangre se efectúa normalmente, la enfermedad no se puede llevar a cabo. Es necesario liberar cualquier restricción de movilidad en un segmento que dificulte el trasporte de sangre necesario para asegurar una inmunidad natural.



Metodología

El tratamiento osteopático comienza por una entrevista con el paciente o con los familiares (en caso de bebés o niños pequeños) en la que conocemos cual es su problema. Tras una inspección visual se realizan distintos test de movilidad activos, así como la palpación necesaria para evaluar el comportamiento del aparato locomotor, visceral (escuchas), tejido membranoso, cráneo, etc. para así ir estableciendo las indicaciones y contraindicaciones del tratamiento. 

Antes de aplicar las diferentes técnicas del tratamiento, el Osteópata establece una cadena lesional que enlace los diferentes síntomas entre sí, de manera que la prioridad a la hora de la corrección sean las hipomovilidades o restricciones de movilidad primarias, que provocaron el resto de lesiones adaptativas de compensación mecánicas o hipermovilidades (por ejemplo: comprobar manualmente que una cicatriz postquirúrgica está ocasionando una asimetría en la caja torácica y como consecuencia una escoliosis dorsal). 
La Osteopatía aplicada a pacientes con cardiopatías congénitas

De esta forma y basándonos en los anteriores principios, cuando un Osteópata explora a un paciente, lo hace de forma global, analizando cada uno de los sistemas, tanto a nivel osteo-muscular, como visceral o craneal, valorando adherencias y restricciones de cualquier tejido y relacionando así todos los síntomas que tiene el paciente. El propósito final es encontrar la posible causa de dichas restricciones, tratarla y dejar que el cuerpo, bajo sus principios de autorregulación, recupere la máxima normalidad posible. 

Así es como el Osteópata concibe al organismo en su totalidad, no sólo de una manera exclusivamente física, sino también química y emocional, intentando así abarcar los diferentes aspectos de una lesión y ayudando al cuerpo a reencontrar su equilibrio. 


El papel del Osteópata en personas (bebés, niños, adolescentes y adultos) que tienen una cardiopatía congénita:

La Osteopatía aplicada a pacientes con cardiopatías congénitas
El tratamiento intentará restituir la movilidad de la zona intervenida, en todas sus dimensiones para que todos los tejidos que han sido “alterados” en su función normal (vísceras, membranas serosas, fascias, ligamentos, músculos, tendones, caja torácica, columna, etc.) no impidan el desarrollo necesario de las estructuras de alrededor. 

Es necesario que ese bebé o niño desarrolle su crecimiento con la mayor normalidad posible y sin secuelas. Para ello debe eliminar al máximo todas las tensiones procedentes de cicatrices, adherencias y pérdidas de movilidad en la zona del corazón, pulmón y grandes vasos para que esto no conlleve de forma secundaria un crecimiento asimétrico que desemboque en cifosis, escoliosis o dolores de espalda, entre otros. 

Cualquier disfunción que esté presente en los primeros días o meses de vida, y que además sea susceptible de una intervención, debe de ser tratada osteopáticamente y así se reducirían muy notablemente un gran número de secuelas. 

La Osteopatía aplicada a pacientes con cardiopatías congénitas
Las inmovilizaciones prolongadas debidas a hospitalizaciones, en el caso de los bebés, afectan también a las zonas de apoyo. Una de ellas es el cráneo. El cráneo, en pleno crecimiento, posee núcleos de osificación activos y movilidad en sus suturas y membranas (duramadre) en las que, en cualquier caso, sería deseable conservar la mayor simetría y movilidad posible (el occipucio, parte trasera e inferior del cráneo, suele estar aplanado y asimétrico por inmovilizaciones prolongadas). 

De la asimetría craneal también se deducen en gran número de ocasiones otras adaptaciones cervicales y viscerales. Como ejemplo, apuntar una de ellas; hay un nervio (vago) que sale del cráneo a nivel de la base del occipucio y del que depende el buen funcionamiento de casi todas las vísceras tronco-abdominales. Éste nervio vago, puede estar “comprimido” en la base craneal y justificar por ello problemas digestivos, algunos cólicos del lactante, estreñimientos, irritabilidad, etc. 

Otra de las zonas muy importantes a tener en cuenta es el diafragma, ya que es el músculo sobre el que se sujeta firmemente el corazón con fuertes ligamentos. La simetría y amplitud en la movilidad de éste músculo es fundamental para un correcto desarrollo de la caja torácica, columna, sistema respiratorio, etc. A nivel del sistema respiratorio se pueden evitar numerosas patologías derivadas de un restrictivo funcionamiento del diafragma (catarros, cansancio, bajo rendimiento físico e intelectual, falta de concentración…). 

Habría que tener también en cuenta el hecho de que las grandes hospitalizaciones, inmovilizaciones prolongadas, y cómo vive, en general, el individuo todos estos procesos (sobre todo un bebé, aunque también el niño y el adulto), repercuten a nivel psíquico y fisiológico en el sistema nervioso autónomo, lo que se traduce en un estado de irritación-decaimiento permanente. El Osteópata puede trabajar sobre el centro de acción de éste a nivel central (hipotálamo, hipófisis) a través de la Osteopatía craneal y periféricamente trabajando sobre el sistema fascial del cuerpo (envolturas estructurales que recubren músculos u otros órganos del cuerpo). 

La Osteopatía aplicada a pacientes con cardiopatías congénitas
El contacto del Osteópata con todo el sistema fascial del cuerpo es una conexión directa sobre toda una “malla” del tejido que conecta unas zonas con otras (que incluso envuelven a las vísceras). Esta “malla” hace que todas las vísceras, vasos, nervios y demás estructuras estén íntimamente relacionadas, y que a su vez posean una relación directa con el sistema nervioso central. Es decir, es posible “desenroscar” las restricciones de movilidad, incluso a nivel muy profundo y a la vez permitir una reequilibración en el centro de mando vegetativo a nivel craneal, favoreciendo un equilibrio simpático-parasimpático (lo que desemboca en una normalización físico-psico-neuro-inmunológica). 

Por esto es bastante necesario el instaurar lo antes posible, tras una patología o cirugía cardiaca, la movilidad de todos los tejidos implicados directa e indirectamente en dicha disfunción, para aliviar y mejorar el esfuerzo del corazón en cada latido, aliviar el dolor y la limitación de la movilidad, y prevenir las posibles secuelas en la postura. 

Un Osteópata debe tener un nivel de conocimientos suficientes para conocer el origen, desarrollo y transcurso (incluidas las técnicas quirúrgicas que se puedan emplear) de cualquier patología relacionada, en este caso con las cardiopatías congénitas. 

El tacto, necesario para el tratamiento osteopático, es suave y nunca se realizan técnicas bruscas ni “irritativas” para el sujeto, siendo aún más suave en los bebés. 

La reacciones suelen ser importantes y encaminadas al equilibrio de todos estos tejidos; los cambios son notables desde el primer día, aunque se busca un trabajo de autoajuste automático del cuerpo en días posteriores a las sesiones, a medio plazo. 

Es posible combinar la Osteopatía con otras terapias manuales (RPG, terapia miofascial, movilizaciones neuromeníngeas), según los Osteópatas, que poseen la formación especializada para ello, lo consideren oportuno, valorando así cada caso particularmente, según la edad y el tiempo que lleven las compensaciones ya instauradas, siempre desde una formación amplia y rigurosa. 


Conclusiones

  • La osteopatía es un método diagnóstico y de tratamiento manual.


  • Se basa en la búsqueda de restricciones en la movilidad normal de los tejidos.


  • La meta del tratamiento es restaurar la movilidad y la función.


  • El tratamiento no va dirigido a zonas concretas sino al cuerpo completo, atendiendo a las relaciones de las diferentes partes entre sí.


  • Por su concepto holístico (concepción global del cuerpo) y los resultados obtenidos en muy pocas sesiones, la Osteopatía supone uno de los tratamientos más eficaces con una creciente difusión entre los profesionales sanitarios, así como en la población.


Autores:
Trinidad Martínez Florindo 


Eva Rodríguez Carrascosa 

Ignacio Rodríguez Morales 

Antonia López Hervás